viernes, 21 de noviembre de 2014

Gerda




Gerda vive, ríe, bebe, provoca, ama, sueña… y lo fotografía todo en Mis noches en el Ideal Room. Su Leica lacada en negro habla por sí misma y nos cuenta a qué huelen los recuerdos. Ella es protagonista y testigo. Es amiga, es añoranza. Lo da todo por aquello en lo que cree.
Sorprende tenerla cerca. Hasta el Beso de Luna se ha puesto esta noche un velo monocromo.
—Gracias —le digo.
—¿Por qué?
Sonríe. El simple gesto ilumina su cara y la terraza entera. Desprende una vitalidad contagiosa. Tan pequeña y tan grande. Es una mujer que ocupa poco espacio, pero en ella se concentra todo el talento, toda la fuerza de los genios.
—Por el privilegio de tu presencia —le contesto.
—Tú me has hecho un regalo. No podía dejar de venir.
—El regalo para mí es que hayas participado en mi última aventura.
—Bueno, recordar aquellos días me hizo muy feliz, y además conocí a Victoria.
—Me ha dicho que te echa muchísimo de menos.
—La morena enigmática todavía me debe una explicación.
—Te debe muchas cosas.
Alzo el pequeño vaso de vodka y lo rozo con el suyo arrancando un “chin” estimulante. La fotoperiodista lo apura de un solo trago. Así es ella.
Cuando el fuego baja por mi garganta, me acaloro. Gerda se ríe, coge la cámara sin dudar, apunta hacia mí y me atrapa para siempre.
Así se asegura de que, cuando tenga que marcharse, de alguna forma me iré con ella.


Mis noches en el Ideal Room.

Mi deseo es que pronto sean vuestras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver si es verdad y pronto están en nuestras manos, compañera.
Pero sin presiones, ¿eh? Tan sólo pretendo transmitirte un sentimiento generalizado.

Que sin prisas es como mejor salen las cosas, a fuego lento (como la canción).

Te envío un cálido abrazo en este gris, mediterráneo y oscuro día.

Mila Martínez dijo...

Gracias por tu apoyo, compañera. Un día propicio para la inspiración. Besos miles.