miércoles, 20 de septiembre de 2017

Hilda y Hebe



No creáis que ha sido fácil concertar esta cita. Lograr que dos mujeres excepcionales abandonen Eterna para acudir al Beso de Luna y que, además, vengan a contarnos algunos secretos, creedme, no sucede todos los días. No obstante, he conseguido arrancarlas de sus responsabilidades, de sus escarceos en el lago, de sus escaladas temerarias, del escurridizo sweetball
Hilda y Hebe, pareja declarada, están aquí.
—Os agradezco muchísimo que hayáis venido. Ya sé que cada vez que salís de la ciudad aumentan los riesgos de que os descubran, de no poder regresar…
Hebe, la mujer de rasgos exóticos — mitad indios, mitad orientales—, juguetea con su copa de vino mientras piensa en lo que ha de responder.
—Bueno, en realidad han cambiado algunas cosas…
—¿Algunas cosas? ¡Ha habido una auténtica revolución en nuestra vida! —se adelanta Hilda, la valkiria rubia de ojos cristalinos.
—¿Solo en vuestra vida? —me aventuro a preguntar.
—No, en la nuestra y prácticamente en la de todas las ciudadanas. Me atrevería a decir que incluso en el resto del mundo. Lo que ha ocurrido en Regreso a Eterna va a influir en mucha gente —responde Hebe, apartando la melena oscura de su cara con la mano.
—Como dirían en La guerra de las Galaxias, ha habido una conmoción en la fuerza —ríe Hilda.
—Y a vosotras os ha pillado de pleno.
—Podía haber sido peor —declara Hebe.
—Digamos que hemos pasado momentos complicados, pero también muy excitantes. Han ocurrido muchísimas cosas que me encantaría compartir, pero ya sabes que no puedo, así que solo voy a decir que esta aventura va a ser difícil de olvidar —interviene Hilda.
—No puedes revelar datos concretos de esta historia, pero si podrías dar una pista, hacer un guiño, algo que pueda resumirse en una sola palabra. ¿Qué te parece?
—¿Una sola palabra? —pregunta Hebe entrecerrando los ojos.
—¡Gubla! —suelta Hilda sin pensar.
—Gubla… perfecto. ¿Y tú qué dices, Hebe? ¿Cuál sería la tuya?
—Norma.
—Comprendo.
Las dos observan su copa y una chispa telepática provoca que la apuren al unísono de un solo trago. Yo las miro y sonrío.
Gubla y Norma.
¿Cuál será la primera palabra que os venga a la mente cuando leáis Regreso a Eterna? Con el tiempo la descubriréis y os pediré que la compartáis conmigo.