miércoles, 31 de agosto de 2011

A flor de piel

La brisa nos deja en el paladar un regusto a sal, a verano agonizante, a sueños por adquirir. Una pareja que conocéis muy bien ha venido a compartir esta noche con nosotrxs; Mel contempla a Carla en silencio, siguiendo el recorrido de una mano que se adelanta hacia la mesa para alcanzar el Beso de Luna y acercarlo a su boca. La mirada se pierde en el interior lechoso del cóctel, y Carla tarda unos segundos en despegar los labios del combinado. Ha hecho desaparecer una buena parte de un sorbo. Mantiene la copa entre los dedos, jugueteando nerviosa con la base, y sus ojos no se despegan del trazo sinuoso que ha dejado el líquido sobre la superficie de cristal. Algo oculto está electrizando el aire. Mel respeta su silencio.

—¿Cómo estás?—le pregunto, forzando a que estalle la tensión.

Parece que lo he conseguido. Carla levanta la vista el tiempo justo para agredirme con las emociones que saturan su cerebro. Se pone en pie bruscamente, derramando involuntariamente el resto de su Beso de Luna, y se aleja de la mesa a grandes zancadas.

—Lo siento —dice con un hilo de voz antes de desaparecer hacia el fondo de la terraza que se asoma al mar.

Mel me mira, aprieta los labios en un gesto de disculpa y va tras ella.

A cierta distancia contemplo la escena. Carla se estremece como si un viento frío repentino se apropiara de su cuerpo. Mel se aproxima y roza su espalda apenas con la punta de los dedos, pero ese contacto parece haber sido suficiente para desatar el nudo, ya que ella se aferra a su cuello y rompe a llorar. Mel la abraza, la arrulla, la calma con sus labios y sonrío al contemplar cómo la boca de Carla la busca…

No sabéis lo que os espera en Autorretrato con mar al fondo.

martes, 23 de agosto de 2011

Hoy el Beso de Luna rezuma carácter




Cualquiera en mi lugar se sentiría intimidado. Las dos mujeres que me observan —más bien diría que me traspasan— desde el otro lado de la mesa ostentan la misma mirada incandescente, ígnea, mezcla de sabiduría y pasión. Tienen mucho en común: son imbatibles, luchadoras… y poderosamente atractivas. Álex, la primera de ellas, ya la conocéis. Puro genio, lengua acerada y corazón de algodón. Para saber más de la otra tendréis que esperar un tiempo. Pertenece a la misma generación que Álex, una generación que tuvo que salir a flote por sus propios medios y abrirse camino a mordiscos, a contracorriente, hasta conseguir sus metas.

—Estoy encantada de que estéis aquí. Tengo la impresión de que una energía común fluye entre vosotras —les digo para abrir boca.

Álex mira a su acompañante, quizás buscando confirmación en sus ojos ávidos y luego me contesta.

—¿Tanto se nota? Diría que hemos descubierto multitud de cosas que nos unen. En cuanto nos olimos mutuamente nos reconocimos. Con su escaso español y mis pequeños flirteos con el italiano hemos conseguido una sintonía verdaderamente peculiar.

Il mio spagnolo è terribile. Ma lei conosce la mia risposta.

Sonrío admirada ante los matices elegantes pero firmes de su voz. Ahora sé realmente lo que ha querido decir Álex. Sin embargo ella continúa.

—Nunca lo hemos hablado, pero creo que las dos estamos de acuerdo en que la primera vez que se cruzaron nuestras miradas sentimos admiración y respeto mutuos.

—Con esas premisas os vaticino una relación larga e intensa. Imagino que Marcello…

—Mejor le preguntas a él — me contesta, haciendo surgir un destello indescifrable en sus ojos oscuros.

No puedo decir más. Autorretrato con mar al fondo pugna por salir…

lunes, 15 de agosto de 2011

Mel y la invitada sorpresa

Me encantaría que contemplarais los destellos dorados que arranca la luz de los velones al iris ambarino de Mel mientras me regala una de sus sonrisas más irónicas. Es la consecuencia de un comentario que acabo de hacer.
—Veo que has traído a una amiga.
—Sí, estoy encantada. Ya te encargarás tú de dar las explicaciones oportunas a Carla —me dice con una mirada cargada de maldad.
—No te preocupes, ya se lo contaré mañana —contesto riéndome.
—Eso espero, porque en cuanto se entere… Ya sabes de quién ha heredado el genio.
Y cierta razón tiene. La he puesto en una situación bastante comprometida. Su acompañante se la come con los ojos mientras saborea despacio su Beso de Luna. No puedo reprochárselo. Mel está esta noche especialmente atractiva. Los reflejos rubios de su pelo son casi platino debido a los efectos del sol, lo que todavía resalta más su bronceado profundo que deja en primer plano unos dientes blanquísimos.
—Bueno, tú siempre has sabido templarla a la perfección.
—Pero tú te empeñas en despertar a la bestia…
—No me negarás que, de alguna forma, en ello reside parte de su atractivo.
—Pues a mí me gustaría que de vez en cuando me dejaras vivir un poco más… relajada.
—Te aburrirías.
Sólo puedo deciros que nuestra agregada sorpresa ronda los veinte, lleva cuatro pearcing en su oreja izquierda y por lo que he podido vislumbrar —puesto que ella se encarga de exhibirlo en cuanta ocasión se presenta—, otro en la lengua. Por su actitud y su mirada adivino que estamos ante la mujer con la desfachatez más grande que he visto en mi vida. Aunque si nos centramos en su físico parece un angelito, con una delgadez frágil y ojos de un azul tan vivo que nos recuerdan a alguien… Pero no os dejéis engañar. Esta jovencita con corte de pelo irregular y pose provocadora va a intentar llevarse el gato al agua en Autorretrato con mar al fondo. O mejor dicho, la gata… Para saber si lo conseguirá o no, deberéis esperar tan solo unos días. Está al caer…

miércoles, 3 de agosto de 2011

El mar al fondo

—¿Por qué el mar? Siempre el mar…
Sus ojos son tan azules que podría lanzarme y nadar en ellos. María sonríe tenuemente, sacude sus rizos y esparce por doquier su fragancia a coco y canela.
—Vivimos en un mundo hecho básicamente de agua, y el agua tiene un significado muy profundo, hace referencia a los sentimientos, la sensualidad, lo subconsciente, lo oculto… Adoro el mar y lo tengo siempre ante mí. Vivo con él…
—Supongo que te reconoces como la gran protagonista de Autorretrato con mar al fondo. ¿Cómo te sientes sabiendo que todas las miradas van a dirigirse hacia ti?
—En realidad se me ve muy poco… —se ríe.
—No despistes al personal —le recrimino en broma—. En esta nueva aventura eres el centro de atención, es más, yo diría que nos regalas la vertiente más sensual, incluso más sexual de María…
—No sé de qué te sorprendes, siempre he sido así…
—Lo sé, pero la gente está acostumbrada a ver tu parte conciliadora, pausada, dulce.
—No es incompatible, ¿no crees? —me contesta acercándose la pajita de su Beso de Luna a los labios para capturarla con un gesto más que provocador.
Tengo que deciros que esta María que ahora se nos revela echa humo...
—Así me gusta, calentando el ambiente —le lanzo con una sonrisa perversa—. Pero, cambiando de tema, es curioso que la idea de resucitar cierto objeto en esta tercera entrega sea totalmente tuya.
—¡La camiseta de Mel! Buena idea, ¿verdad? Mucha gente la echaba ya de menos…
—Creo, querida María, que la has convertido en un mito.
—La prenda se lo merece. Cuando decimos que es mágica es por algo…
—Y el cuadro…
—No pienso hablar de él.
En estos momentos su iris alcanza un azul profundo, luminoso, como si absorbiera la misma esencia de ese mar que la posee.
No os relajéis. Autorretrato con mar al fondo os va a sorprender…