domingo, 7 de noviembre de 2021

El don

 


 

Me llamo Sergio.

Mi vida es de todo menos simple y eso que trabajo de recepcionista en un hotel, lo que no es el summum de la aventura.

Sin embargo, mi vida nunca ha sido sencilla.

Nací con un don que mucha gente quisiera poseer porque ignora las implicaciones que supone.

No sabéis cómo me gustaría vivir sin conocer la verdadera esencia de las personas, ver borroso todo aquello que me hace daño. Desearía acercarme a ellas y cerrar los ojos, descubrir lo que me quieran ofrecer día a día, minuto a minuto, incluso creerme las máscaras con las que se cubren para protegerse de sus propios miedos.

Pero, en mi caso, las cosas no son tan fáciles.

No obstante, he descubierto que puedo poner ese don al servicio de las buenas personas, de las causas justas, lo que ha dado una nueva perspectiva a mi existencia y me ha hecho inmensamente feliz.

Dadme la mano y entrad conmigo en INSURRECT"S.

Disfrutaréis y sufriréis a mi lado a lo largo de este excitante camino.

miércoles, 28 de julio de 2021

La tela roja

 

Mirad la tela roja, lengua asfixiada a merced del viento,

de la maldad,

de las mentes oscuras.

Estáis contemplando mi sangre.

Mi sangre, sobre la que escribo lo que ignoráis,

el dolor que viene.

Que viene para matar.

Mirad la tela roja, miradla antes de que la arranquen

como nos arranca del sueño el sonido inoportuno de una alarma.

Retened mis palabras.

Masticadlas.

Tragadlas.

Escuchad mi llanto que pronto será vuestro.

El llanto de la calle.

El grito de la calle.

¡A la calle!



jueves, 10 de junio de 2021

Esa cosa llamada amor

 


En torno nuestro flota una fuerza poderosa, irremediable e invencible.

He de reconocer que mi fe al respecto estaba herida de muerte. Las circunstancias de mi vida no habían sido las más propicias para subirme a ese tren.

En este momento, puedo decir que el tren y todo su furgón de cola me han arrollado sin conmiseración. Mi cerebro, perplejo, todavía está buscando entre los raíles los restos de lo que un día fui.

Y debo dar gracias por ello. Debo darte las gracias a ti, Marina.

La habitación en aquel hotel, a buen seguro, todavía conserva nuestro aroma; aroma a sentimientos inesperados, a resurrección, a vida.


Aroma a pasión, a sexo, a dudas, a miedo.

A ti y a mí.

Aquella habitación, aquella terraza, aquel mar turbulento como mi interior, fue el escenario en el que nadé sin guardar la ropa, donde expulsé la nube negra que se aferraba a mi garganta, donde arranqué la víscera que me latía en el pecho para ponerla sobre tus manos suaves y sabias.

Allí me reconcilié conmigo misma.

Y descubrí que el sonido más embriagador es mi propio nombre, Vega, susurrado por tus labios.

En esa habitación, dejando reposar mi mejilla junto a tu ombligo, comprendí que el motor más poderoso del universo es el amor.

jueves, 6 de mayo de 2021

Atención

 

El tiempo nos concede el don de aprender.

Algo que he asimilado a lo largo de los años es el beneficio de prestar atención.

Parece sencillo, ¿verdad?

Sin embargo, estar atenta es una de las cosas más difíciles que conozco.

Vivimos inmersas en un mundo que nos alimenta de información cuando no tenemos hambre.

Nos excita, nos embrutece, nos adocena, ofreciéndonos miles de estímulos a la vez.

Nos sumerge constantemente en una cortina de humo.

Pero es importante estar atenta, despejar la bruma.

¡Es tan fácil que nos arrebaten nuestros derechos!

Y nuestro bienestar, nuestra salud física y mental.

Nuestra esencia.

Suele suceder despacito, sin que advirtamos el cambio hasta que es demasiado tarde, como le ocurrió a la rana cocida a fuego lento.

Por eso, os ruego que prestéis atención a las señales.

Y, sobre todo, que no miréis hacia otro lado. Nos va la vida en ello.

Lo que ocurre a miles de kilómetros de distancia nos concierne.

Lo que ocurre a nuestro lado nos concierne.

Vivimos en un sistema interconectado.

Me llamo Marina Salvatierra. Soy periodista.

¿Queréis saber por qué os digo todo esto?

Entrad en INSURRECTAS.

viernes, 15 de enero de 2021

Gritad

 




Solo os queda gritar.

El grito es contagioso.

Por eso, gritad,

gritad bien fuerte.

Que os oigan las mentes sordas

y los corazones esculpidos.

Que vuestro alarido

atraviese tendones,

derribe muros,

instaure el dolor

en las sienes injustas.

Que inflame las verdades y

vuelva ceniza

los cimientos podridos

del puño

que os roba el aire.

Solo os queda gritar.

Gritad,

gritad bien fuerte.

 

Soy Vega del Hierro

Mi clamor es el vuestro.

Insurrectas os espera.