lunes, 12 de enero de 2015

Miedo



Al filo de lo ocurrido hace unos días, de ese intento de enmudecer la voz crítica que todas y todos deberíamos oír para no dar nada por sentado, para poder engrandecer la mente y crecer; al filo del pavor que atenaza el cuerpo y nos impide pensar, he invitado hoy al Beso de Luna a una mujer que puede hablarnos de un miedo de otro tiempo, pero un miedo universal, al fin y al cabo.
—Hola, Victoria.
—Gracias por darme voz.
—Gracias a ti por atreverte con la experiencia.
Ante nosotras reposan dos vasitos transparentes, empañados de frío; dos vasitos colmados de algo que, por contraste, hace arder el espíritu y los recuerdos. Ella coge el suyo y lo levanta hacia mí.
—He pedido el mejor vodka porque creo que la ocasión lo merece —le digo alzando el mío antes de llevármelo a la boca.
La observo apurar el vaso de un trago sin que un solo gesto revele el ardor que, a buen seguro, sentiré cuando el líquido descienda por mi garganta.
—Es perfecto. Y evocador.
Contemplo cómo su mirada se empaña con un velo nostálgico. Debo aprovechar el instante para pedirle que lo haga, que se sumerja en el pasado y nos relate la experiencia del pánico que nadie debería olvidar, el terror al que ninguna libertad debería doblegarse.
Empieza a hablar y despliega ante mí infinidad de imágenes impregnadas de un sudor frío que recorre la espalda, esa espalda que se apoya en el muro cuando las piernas no responden. Ella me acerca el sonido de las sirenas arrastrado por el viento, la impotencia ante el destino que no se puede cambiar, el estruendo que cierra los oídos a la palabra, el temblor de los cristales antes de que revienten de furia. Victoria me trae el olor nauseabundo de los refugios, el nudo en el estómago ante la ausencia, la angustia de no saber el paradero de su amada.
 Pido un par de vasos más.
—Siento que esto no se parezca al Ideal Room.
—Ningún lugar se parecerá jamás al Ideal Room —afirma tras apurar el segundo vodka.

Mis noches en el Ideal Room en realidad son sus noches. Espero que pronto sean las vuestras.