lunes, 18 de abril de 2011

Mel y Patricia comparten impresiones

La brisa marina nos eriza la piel esta noche; sin embargo nos resistimos a abandonar nuestro espacio en el jardín. Solamente desde aquí podemos dejarnos seducir por el aire cargado de esa mezcla de salitre, cera y jazmín que convierte la estancia en el Beso de Luna en una experiencia adictiva, imposible de olvidar. El rostro de nuestras invitadas adquiere un matiz casi misterioso bajo la luz de los velones. Mel sonríe para sí misma y saborea su cóctel. Patricia permanece echada hacia atrás en el asiento, balanceando la pierna que descansa cruzada sobre la otra, mientras sus ojos analíticos me devoran.
—Parece que quieres preguntarme algo…
—Después de lo que me has hecho pasar en Autorretrato con mar al fondo, se me ocurre preguntarme qué sorpresitas me deparará el futuro… —me dice suavemente, mezclando sus artes de seducción con la capacidad para clavarme en el asiento con una mirada.
—¿Piensas que te estoy preparando alguna encerrona para el cuarto?
—Me lo temo.
—Quizás tengas razón. Pero si así fuera, también te prometo que haré que disfrutes muchísimo…
—¡Miedo me da tu forma de hacernos disfrutar! —interviene Mel divertida.
—El placer después de las dificultades suele ser más intenso, ¿no? —la provoco.
—Siempre que no pierdas parte de ti misma en el camino…—replica Patricia bebiendo de su copa, pero sin apartar ni un segundo sus ojos de los míos.
—Te prometo que no será para tanto —le contesto devolviéndole una sonrisa ligeramente maliciosa —. Hasta ahora lo has podido constatar. Y tus seguidoras podrán hacerlo a partir de septiembre…
—¿Te han dicho que Autorretrato con mar al fondo saldrá para entonces? —pregunta Mel.
—Sí, posiblemente para después del verano… Por cierto, ¿qué os ha parecido este año la feria del libro de Valencia?
—Muy gratificante, como siempre. El trajín en las casetas hay que vivirlo desde dentro. Siempre existe el temor de que la crisis haga estragos en el sector, pero la gente sigue demostrando que leer es importante, que nos ofrece la oportunidad de crecer, de vivir experiencias a las que no podríamos tener acceso. Y renunciar a eso es impensable —defiende Mel.
—Completamente de acuerdo. El día que estuvimos allí la feria estaba a rebosar de gente —añade Patricia.
—Bueno, ¿qué os parece si compartimos algunas fotos de esa tarde para que nuestr@s amig@s se hagan una idea del ambiente que nos envolvió? Y de paso, para dar las gracias a quienes se acercaron a acompañarnos…