jueves, 12 de enero de 2012

Carla, Mel y el mar al fondo...

Avanzo con cierta premura por el interior de la villa, pues sé que llego un poco tarde a mi cita de esta noche. Sin embargo, en cuanto tengo al alcance de la vista el interior de nuestro reservado en el Beso de Luna, detengo mis pasos y me deleito con la escena que se está representando, ignorante de mi intromisión visual. Dos manos entrelazadas reposan sobre uno de los mullidos cojines. Los dedos juguetean inconscientemente, acariciando la piel del dorso de la mano ajena.

Confieso que me cohíbe un tanto contemplarlas desde mi posición, pero no me resisto a mirar, agazapada entre la gente. No puedo permitirme interrumpir la belleza de la pasión.


Con la otra mano, Mel retira hacia atrás el pelo de la cara de la mujer morena. Lo hace con un gesto íntimo, sensual. Ella le ofrece sus labios y se los bebe sin tregua. Carla la tiene atrapada, y no solo por sus brazos en torno al cuello. Me estremezco al sentir cómo la atrae hacia su cuerpo. La mano de Mel, antes prisionera, navega libremente buscando aguas templadas bajo su blusa.


No me atrevo a respirar.


Carla detiene el avance, sofocada, y se aparta lo suficiente para alzar la mirada y descubrirme. Carraspeo. No tengo otra salida.


—Veo que habéis limado asperezas —suelto en cuanto la voz me vuelve a la garganta.


—Algo así —contesta Mel con las mejillas todavía encendidas.


Carla se lleva la copa a los labios y la deja allí un buen rato, hasta que toda la sed, la una y la otra, se va apaciguando.


—¿Qué tal Alejandra? —digo para relajar el ambiente.


—Para comérsela, ya sabes. Hoy toca canguro —añade Mel sonriendo.


Alcanzo a adivinar el sentido encerrado en sus palabras.


—Me alegro de veros así, a pesar de los inconvenientes por los que habéis tenido que pasar desde el principio.


—A pesar de los inconvenientes que TÚ nos has hecho pasar —me espeta Carla con una mirada incendiaria.


—Esa clase de cosas consolida una relación —me defiendo.


—Siempre que sobrevivamos a ellas… —interviene Mel, provocadora.


—Hasta ahora lo habéis hecho y creo que os estáis volviendo adictas a las reconciliaciones.


—Bueno, debo reconocer que no nos podemos quejar —asiente, apoderándose de nuevo de la mano de Carla mientras la empapa en el almíbar de su deseo.


Me digo a mí misma que estas chicas han resultado ser extremadamente fuertes, conociendo los mares profundos que han surcado en Autorretrato…

8 comentarios:

Tallina dijo...

Sin comentarios....
¿Que más se puede decir?....
Como siempre... un gran placer.
Besines.

Mila Martínez dijo...

El placer es mío al tenerte por aquí, entre mis chicas... Un beso, Begoña

Anónimo dijo...

Me ha gustado lo d calmar la sed(las dos..).Muy gracioso, je,je.
Estas chicas tan pasionales como siempre.Me recuerdan a unas amigas que tengo....
Esperando el 4º con ansiedad.
Un Beso.
Tu Fisio.

Mila Martínez dijo...

Gracias, mi fisio. La sed, ya sabes...por fortuna es bastante común. Un beso.

eden dijo...

En realidad eres como el mar al que tanto acudo para sentirme un poco ola, nunca deja de sorprenderme...cada letra, una ola...simplemente me encanta...

Bastet dijo...

Artistaza ya te tengo en blogspot ;) ¡¡¡seguimos en contacto!!!

Mila Martínez dijo...

Déjate mecer, eden...
Mar, en contacto siempre

Anónimo dijo...

...fascinante!!
Tu nueva admiradora "babytuvales"