martes, 11 de febrero de 2020

Roberto

Lo supe muy pronto.
El dolor físico nació conmigo.
Ha sido una constante en mi vida,
un faro,
una baliza,
un rastro de migas.
Mi dolor protege,
guía,
auxilia.
Pero hay otra clase de dolor
al que no me habitúo.
No nace de mi cuerpo,
pero me rompe por dentro,
me desgarra,
me quita el oxígeno,
me deshace el suelo.
A ese, sí lo temo.
¿Quieres saber de lo que hablo?
Me llamo Roberto Marinas
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