lunes, 7 de octubre de 2019

Francesca


Me llamo Francesca Aguadulce y nunca pensé que un corto lapso de tiempo, tan solo 22 días, podría cambiar mi vida para siempre.
Lo que pretendía esclarecer ha multiplicado mis preguntas.
Lo que desconocía me ha golpeado con saña.
Lo que ni siquiera intuía ha crecido dentro de mí como una semilla bien aferrada a la tierra.
En estos 22 días he llorado mares, he caído en los abismos del terror más absoluto, me he visto arrastrada por un huracán de emociones, he creído en lo que no podía ver y el amor ha brotado en cada una de mis células con tal intensidad, que me siento renacida.
Ese lapso tan breve me hecho avanzar como persona, me ha abierto los ojos, me ha ventilado el alma.
¿Me preguntas cómo ha sucedido? ¿Si te ocurrirá a ti?
Lo único que puedo aconsejarte es que no te relajes. Abre bien las puertas, renueva el aire. Deja que tu vida brille y, si así lo demanda el destino, acoge en tus brazos lo que más temes.
Entra en 22.

2 comentarios:

Rosa dijo...

.
Era una zona tan inaccesible, como privilegiada… la conoció desde muy niña, cuando todo era felicidad e inocencia, esa niña extrovertida, vivaracha, educada y llena de energía, que corría descalza por las rocas afiladas donde rompían las olas del mar cristalino, en un pueblo de pescadores alicantino.
De la mano de su abuelo, aprendió a querer a este pequeño pueblo y lo que escondía cada una de sus zonas o rincones, pero principalmente en las profundidades del mar.

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Mila Martínez dijo...

Gracias por tu poético comentario, amiga.