martes, 3 de julio de 2018

Ella sabe



¿Qué hemos de hacer? Educar no es fácil, pero si se trata de Alejandra, nuestra hija de cinco años, entonces la labor se convierte en una montaña rusa desconcertante.
A veces la miro y me pregunto qué puedo enseñarle si ella parece saber más que yo.
Porque Alejandra sabe.
Me mira con los mismos ojos avellanados de su madre y me pregunto qué piensa. Aunque casi prefiero no saberlo. Prefiero ignorar qué mundos visita, que seres invisibles le dictan el destino, qué clase de luz ilumina su sabiduría.
La adoro y la temo por igual.
Temo las afirmaciones inesperadas que salen de su boca, esos avisos que nunca son gratuitos, que siempre te sacan de la rutina a empujones.
El destino quiso que en algún momento de su gestación se rasgara el velo de Isis y ella aprovechó ese resquicio para ver más allá de lo común.
Nunca ha dejado de hacerlo.
¿Cómo podrá vivir con ese peso? ¿Cómo vamos a protegerla de las gentes hambrientas de futuro?
Quizás no deba preocuparme.
Quizás ella sepa.
Me mira. 
Me estremezco.
Ella sabe.
Regreso a Eterna.


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