
—Preciosa noche…—le digo, mientras observo cómo se lleva veloz el Beso de Luna a la boca. Sabía que ella vendría con sed.
—Mmmm ¡Gracias por pedírmelo!—me dice deslizando la lengua por los labios, golosa.
Yo sonrío; también sabía que haría eso.
—Gracias a ti por venir, Patricia.
—¿De qué quieres que hablemos hoy?
—De tu aventura en Autorretrato con mar al fondo.
Deja su copa sobre la mesa y me lanza una mirada profunda, esmeralda. Parece que he tocado su fibra sensible.
—¿Por dónde quieres que empiece? —pregunta concentrada, agarrando de nuevo su cóctel mientras se echa hacia atrás en el asiento y cruza la pierna derecha sobre el otro muslo con calma.
Una camarera pasa a su lado y se la come con los ojos.
—¿Qué es lo que más te ha gustado, para empezar?
—Sin duda, la primera escena.
—¿Y lo que menos?
—¡Todo lo demás!
—No seas tan dura…
—Sabes que no lo soy —vuelve a mojar los labios en el combinado y repite la operación del principio, premeditadamente—, me has dejado en una posición muy difícil.
—Todo tiene un sentido.
—Lo sé. Y espero.
—¿Ya tienes tu camiseta?
—Por supuesto, la compré el viernes en el SOM COM SOM.
—La semana que viene la van a tener en Berkana en Madrid y en Cómplices en Barcelona.
—Me alegro. Sé que a mucha gente le va a hacer falta su embrujo…
—Y el tuyo.
—Sí —se ríe—, pero el mío es menos accesible…
—Bueno, al final parece que no te has enfadado demasiado conmigo.
—Contigo no puedo enfadarme, lo sabes —me lanza con una sonrisa que derrite el asfalto.
Entiendo la pasión que os arrastra hacia esta mujer…
—Entonces, —soy yo la que bebo de mi copa ahora— ¿recomendarías a nuestr@s seguidor@s tu última aventura?
—Absolutamente.
Pagaríais por haber visto esa mirada, os lo aseguro. Pero no os preocupéis, vais a volver a acercaros a ella muy pronto.
Tras el verano verá la luz Autorretrato con mar al fondo.
Allí os espera.