domingo, 12 de diciembre de 2010

María y Mel nos hablan de Autorretrato con mar al fondo

El clima nos ha dado un respiro regalándonos una suerte de primavera peregrina. Sin embargo, no nos hemos atrevido a reunirnos en el rincón del jardín que habitualmente es testigo de nuestras tribulaciones en el Beso de Luna. Nos hallamos en nuestra sala de invierno dentro de la villa, en medio del ambiente refinado que nos aportan las estatuas griegas, las molduras, los cojines enormes y mullidos, y por supuesto, los magníficos candeleros encendidos que perfuman cada rincón del alma. María y Mel me observan con una sonrisa mientras les sirvo una copa del magnífico vino de la tierra que tengo entre las manos. El líquido oscuro va creciendo tras el vidrio provocando un rastro húmedo en nuestros paladares. La promesa de una caricia aterciopelada. Antes de hablar, un brindis mudo, en el que se entrechocan nuestros ojos antes que las copas. Y luego, el aroma, el sabor, la calidez, el placer… —Siempre sabes elegir el vino adecuado para cada ocasión —dice María ofreciéndome una mirada agradecida que adivino por los destellos azules de su iris. —Gracias, ya sabéis que me encanta mimaros. —No siempre —dice Mel con una sonrisa entre divertida y retadora. — ¿Lo dices por algo en concreto? —le pregunto enarcando una ceja, conocedora de que estoy mostrándole mi cara más traviesa. —Con alguna de nosotras te has pasado un poquito últimamente... —Te refieres a Autorretrato con mar al fondo, claro —le digo mandándole una sonrisa malvada—. Exigencias del guión. Tú de eso sabes bastante. —Touché — contesta riéndose y levantando su copa. — ¿Tú te encuentras incómoda dentro de esta historia? —le pregunto a María. —No, yo entiendo por dónde vas. No me encuentro incómoda, tal vez un poco rara… —contesta terminando la frase con un tono seductor. —Es normal, dado que estás… — ¡No lo digas! —grita Mel. —No te preocupes —me río—. No iba a decir nada revelador. Iba a decir “inspirada”. ¿Tú también tienes alguna “sugerencia” que hacerme? —Bueno, imagino que no podré ahorrarme una determinada escenita… —Me temo que no. —Lo sabía. Tenía que intentarlo. —Pero estarás contenta de volver a ver a una antigua amiga que vuelve a cobrar protagonismo… —Contenta no es la palabra que yo utilizaría. —Te comprendo —digo divertida, al tiempo que agarro mi copa para alzarla ante nuestras dos amigas—. De todas formas, propongo un brindis de “entendimiento”. Por vuestra tercera aventura. — ¡Por nuestra tercera aventura! — responden las dos al unísono. Autorretrato con mar al fondo se está cociendo lentamente.

8 comentarios:

Aprendiz dijo...

Eres mala, pero que muy mala por dejarnos con la miel en los labios, ya estoy esperando esa tercera novela con ansia. Un beso. Sara.

Mila Martínez dijo...

Ja,ja,ja... La verdad es que un poquito mala sí soy. Un besazo, Sara

Mel Faz dijo...

Vaya manera de incitar el vuelo de la imaginación...Me encanta!
Un beso.

Anónimo dijo...

Bueno, a joders... y esperar. Que remedio,je,je.
A ver que nos espera tras la tercera aventura..Seguro que Bueno.
Un Beso.
Tu Fisio.

Anónimo dijo...

".... cociendo lentamente"? Y cuanto de lento será el parto? Yo no se el resto, pero tengo poca paciencia .... no habrá más remedio no? a esperar se ha dicho.
Un beso y gracias por cocinar el tercero.
Ariadna

Mila Martínez dijo...

Besos a todos. Prometo poner el horno a buena temperatura...

Maria Pia Duran dijo...

Eres mala... eres muy mala...!!! Lo peor es que, al igual que en tus libros, me las estoy imaginando! jejejejjee
Casi que me atrevería a leer entre líneas, pero sería ir tirando piedras al aire y seguro que se me caen encima...
Esperando el 3ero... el 4to... y los que vengan!

Mila Martínez dijo...

Querida Merypi: no tires piedras al aire, a ver si le vas a dar a alguna en un sitio inconveniente, y ya tienen bastante con lo suyo... Y sí, soy cada vez un poquito más mala...
Un beso