
Esta vez sí. Nos debía una entrevista después de la encerrona del lunes pasado y ahí la veo aparecer para cumplir su promesa. Se quita las gafas de sol en cuanto me ve desde el camino empedrado del jardín que lleva hasta nuestro rincón, y sus cautivadores ojos verdes me sonríen. En esta ocasión aparece sin cubitera…
— Hola de nuevo —me dice después de besarme.
—Esta vez no te has traído a la tropa, supongo —le digo bromeando.
—No. Hoy me he portado bien y vengo a charlar contigo y con los amigos que nos observan. Porque nos observan ¿verdad? —me pregunta sonriendo.
—Bueno, creo que unos cuantas personas, por lo que me han dicho…
En aquel instante viene una de las atractivas camareras del local y espera nuestro pedido.
—Hoy hace bastante calor ¿Nos tomamos unas cervezas? —pregunto girándome hacia Patricia.
—Por mí encantada —contesta apartándose la espesa melena rubia hacia atrás.
—Vale, pues tráenos dos Voll-Damm.
La camarera se marcha y nosotras continuamos con nuestra charla.
—Me da la impresión de que mucha gente se quedó con ganas de conocerte un poco más después de tu aparición, ¿nos vas a contar cosas de ti?
— ¿Por ejemplo?
—Por ejemplo qué día naciste, si naciste aquí, qué haces para ganarte la vida…
—Nací en Valencia un lejano 15 de diciembre de un año que no pienso comentar…
—Me parece estupendo.
—Como muchas personas saben, soy compañera de Eva en el bufete.
—Por cierto, ¿qué tal con Eva?
—Hasta ahora bien pero en un futuro… me parece que la cosa va a complicarse — me dice con un destello malicioso en los ojos.
—No voy a hacer ninguna apreciación sobre eso — contesto riéndome.
La camarera acaba de dejarnos dos cervezas heladas sobre la mesa. Agarro mi copa y observo la espesa espuma sobre aquel cuerpo denso y oscuro, y se me hace la boca agua.
—Salud —decimos las dos al unísono llevándonos a los labios aquel líquido sabroso, amargo pero ligeramente dulce…o al revés.
—Mmmm —se le escapa a Patricia con una cadencia sensual, mientras pasa la punta de su lengua por el rastro de espuma que adorna su labio superior.
—Imponente ¿eh? Ya somos algunos amigos en esta secta —le digo mientras hago mi propio recorrido con la lengua.
— ¿Y con Mel? —continúo, aprovechando la coyuntura.
—Muy bien…—su sonrisa se vuelve aun más provocadora.
—Vale —le sonrío yo también con complicidad— ¿Y ahora tu vida sentimental?
—Muy complicada. Pronto se sabrá. Muy pronto…
—Sí, porque me ha dicho un pajarito que vas a emprender un viaje misterioso y excitante en breve…
—Tú lo sabes mejor que nadie —contesta divertida cruzando sus piernas larguísimas.
Y es que nuestra amiga espera ansiosa Tras la pared…