Soy Norma, aunque no siempre lo fui. Viví mucho
tiempo bajo un nombre enhebrado con mentiras, medias verdades y derrotas
disfrazadas de laureles.
Tracé un camino ciego pensado para la gloria, haciendo
oídos sordos a lo que crujía bajo mis pies. No eran hojas secas arrastradas por
el viento. Caminaba sobre las almas como sobre la arena cálida de la playa, dejando
atrás un rastro de dolor y olvidos.
No siempre fui Norma.
Ignoraba que las huellas de
mis pasos iban tatuando una señal gemela en mi piel; un vestigio silencioso que
iba calando hondo, atravesando células, huesos y tendones hasta llegar a mi
garganta.
Cuando ya no pude respirar, desperté de este mal
sueño. Ahora soy otra.
Quizás sea demasiado tarde. O tal vez no. Lo único
que sé es que voy a redimir cada daño infligido ofreciéndome desnuda,
entregándolo todo. Estoy dispuesta.
Ojalá ella me escuche. Ojalá lo sepa.
Regreso a Eterna.
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