Me llamo Francesca Aguadulce y nunca pensé
que un corto lapso de tiempo, tan solo 22 días, podría cambiar mi vida para
siempre.
Lo que
pretendía esclarecer ha multiplicado mis preguntas.
Lo que desconocía me ha golpeado con saña.
Lo que ni
siquiera intuía ha crecido dentro de mí como una semilla bien aferrada a la
tierra.
En estos 22
días he llorado mares, he caído en los abismos del terror más absoluto, me he
visto arrastrada por un huracán de emociones, he creído en lo que no podía ver
y el amor ha brotado en cada una de mis células con tal intensidad, que me
siento renacida.
Ese lapso
tan breve me hecho avanzar como persona, me ha abierto los ojos, me ha
ventilado el alma.
¿Me
preguntas cómo ha sucedido? ¿Si te ocurrirá a ti?
Lo único que
puedo aconsejarte es que no te relajes. Abre bien las puertas, renueva el aire.
Deja que tu vida brille y, si así lo demanda el destino, acoge en tus brazos lo
que más temes.
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