domingo, 28 de marzo de 2010

Patricia

Esta vez sí. Nos debía una entrevista después de la encerrona del lunes pasado y ahí la veo aparecer para cumplir su promesa. Se quita las gafas de sol en cuanto me ve desde el camino empedrado del jardín que lleva hasta nuestro rincón, y sus cautivadores ojos verdes me sonríen. En esta ocasión aparece sin cubitera… — Hola de nuevo —me dice después de besarme. —Esta vez no te has traído a la tropa, supongo —le digo bromeando. —No. Hoy me he portado bien y vengo a charlar contigo y con los amigos que nos observan. Porque nos observan ¿verdad? —me pregunta sonriendo. —Bueno, creo que unos cuantas personas, por lo que me han dicho… En aquel instante viene una de las atractivas camareras del local y espera nuestro pedido. —Hoy hace bastante calor ¿Nos tomamos unas cervezas? —pregunto girándome hacia Patricia. —Por mí encantada —contesta apartándose la espesa melena rubia hacia atrás. —Vale, pues tráenos dos Voll-Damm. La camarera se marcha y nosotras continuamos con nuestra charla. —Me da la impresión de que mucha gente se quedó con ganas de conocerte un poco más después de tu aparición, ¿nos vas a contar cosas de ti? — ¿Por ejemplo? —Por ejemplo qué día naciste, si naciste aquí, qué haces para ganarte la vida… —Nací en Valencia un lejano 15 de diciembre de un año que no pienso comentar… —Me parece estupendo. —Como muchas personas saben, soy compañera de Eva en el bufete. —Por cierto, ¿qué tal con Eva? —Hasta ahora bien pero en un futuro… me parece que la cosa va a complicarse — me dice con un destello malicioso en los ojos. —No voy a hacer ninguna apreciación sobre eso — contesto riéndome. La camarera acaba de dejarnos dos cervezas heladas sobre la mesa. Agarro mi copa y observo la espesa espuma sobre aquel cuerpo denso y oscuro, y se me hace la boca agua. —Salud —decimos las dos al unísono llevándonos a los labios aquel líquido sabroso, amargo pero ligeramente dulce…o al revés. —Mmmm —se le escapa a Patricia con una cadencia sensual, mientras pasa la punta de su lengua por el rastro de espuma que adorna su labio superior. —Imponente ¿eh? Ya somos algunos amigos en esta secta —le digo mientras hago mi propio recorrido con la lengua. — ¿Y con Mel? —continúo, aprovechando la coyuntura. —Muy bien…—su sonrisa se vuelve aun más provocadora. —Vale —le sonrío yo también con complicidad— ¿Y ahora tu vida sentimental? —Muy complicada. Pronto se sabrá. Muy pronto… —Sí, porque me ha dicho un pajarito que vas a emprender un viaje misterioso y excitante en breve… —Tú lo sabes mejor que nadie —contesta divertida cruzando sus piernas larguísimas.
Y es que nuestra amiga espera ansiosa Tras la pared

domingo, 21 de marzo de 2010

Fiesta sorpresa

Nuestra cita de hoy, 22 de marzo, en el Beso de Luna se llama Patricia. Apenas me ha dado tiempo de acomodarme en nuestro rincón favorito cuando la veo aparecer con paso decidido y pienso que realmente es una mujer que no pasa desapercibida… Más de metro ochenta de estatura, larga melena rubia al viento, constitución fuerte y unos inmensos ojos verdes que desarman a cualquiera. Se acerca a mí, me besa y deposita en mis manos una cubitera con algo dentro. — ¿Y esto? —No has pedido aun, ¿verdad? —me dice provocadora. —No me has dado tiempo…—le contesto con una sonrisa. Dejo la cubitera sobre la mesa y observo gratamente sorprendida la botella en su interior. Se trata del Cava 24k de una bodega de Requena, Artesanos del Vino. Siguiendo la antigua tradición egipcia de introducir oro en los alimentos con el objetivo no solo de alargar la vida sino incluso de alcanzar la inmortalidad, esta bodega ha incluido en su cava polvo de oro de 24 quilates. Levanto los ojos de la botella y observo la cara divertida de Patricia. — ¿Pensabas que no nos íbamos a acordar? ¡Feliz cumpleaños! En aquel instante nuestra amiga se hace a un lado para dejarme ver el sendero por el que ya se acercan desfilando todos: uno a uno vienen hacia mí y me abrazan, me besan, me arropan. Aquí estoy, rodeada por Mel, Carla, Álex, Eva, Marcello, Fran, Iván, Patricia…y una persona más que todavía no puedo revelar… La camarera, que les venía siguiendo con una bandeja repleta de copas, hace los honores y descorcha la botella, sirviéndonos aquel elixir de vida. — ¡Por ti! —me reta Mel, con sus ojos dorados a juego con aquel brebaje extraordinario, dirigiendo su copa hacia mí. — ¡Por todos vosotros! —contesto a la vez levantando mi copa, mientras intento que no se note en mi voz la emoción que me atenaza la garganta. Saboreo el espectáculo: Eva con su sonrisa borde, María, a su lado, con sus cálidos ojos azules, Carla y Álex, derrochando la misma belleza mediterránea desde décadas distintas, Marcello, con su porte señorial y amable; Fran me mira con ojos de complicidad inteligente mientras su pareja, Iván, despliega una inmensa sonrisa blanca sobre un rostro moreno realmente atractivo. Y la otra persona, nuestra invitada aun secreta, de pie junto a Patricia, me lanza una mirada tímida y entrañable. Y entonces sí, entonces bebemos todos aquel elixir mágico que nos va a convertir en inmortales para siempre, saboreando las intensas notas de fruta con un final largo y persistente, como su objetivo…

domingo, 14 de marzo de 2010

María

La sensación que me provoca María mientras la observo acercarse a nuestro rincón es de ingravidez. Largos rizos castaños flotando al compás de sus pasos, camisola malva totalmente hippie bajo una chaqueta amplia de lana; pantalón ancho, suelto a la altura de la cadera… y una forma de caminar reposada, sensualmente envolvente. Luego despliega esa forma de mirar con sus ojos de un azul imposible y me quedo prendada de su paz para siempre. Nunca nadie diría que nació en 1964. Tiene un aire etéreo, como aterrizada directamente de los sesenta. Me levanto y me rodea con un abrazo que huele a coco y a canela. — ¿Qué tal?—me dice sonriente. —Esperándote impaciente. Sé que hay mucha gente que echaba de menos tu visita… Se acerca la camarera con una botella de Les Alcusses, vino de las bodegas de Celler del Roure, situada en la fructífera zona de Moixent en Valencia, y la deja en la mesa junto a dos copas. Lo disfruto a menudo porque tiene una personalidad propia formada por la unión equilibrada de uva de Monastrell, Syrah, Merlot, Cabernet Souvignon y Tempranillo. Ahí es nada. — ¿Te apetece otra cosa? —le pregunto mientras lleno su copa. —No, este vino me gusta —me contesta regalándome otra de sus sonrisas mientras se lleva la copa a los labios. Yo hago lo propio y me dejo llevar en un primer sorbo por los aromas de fruta madura con suaves notas de madera… Cierro los ojos, saboreando, y continúo. —No te voy a entretener mucho, porque sé que hoy tenéis una fiesta especial en vuestra casa… —Me encanta que me hayas invitado precisamente hoy. Lo tomaré como un regalo de cumpleaños. —Lo es. Felicidades cariño. De todas formas, sé que estabas estos días atrás bastante ocupada. —Sí, pero ¡ya lo he terminado! —La verdad es que tengo curiosidad por admirar cierto cuadro. Además sé que cuando la gente te conozca más, se morirá por verlo… —Imagino a qué cuadro te refieres y lo cierto es que tiene un significado muy importante para mí. —Para ti y para Eva… —Sí, sobre todo para ella. —Parece ser que nos reservas unas cuantas sorpresas para un futuro no muy lejano… —Sorpresas, disgustos, sustos… No querrás que siga… — ¡Ni se te ocurra! —Solo puedo adelantar que es un autorretrato. —Eso sí puedes contarlo. ¿Con mar al fondo? —Siempre. Autorretrato con mar al fondo. —Pero primero tendremos que adentrarnos Tras la pared. Dentro de muy poco. —Sí. Ahí nos esperan vivencias muy interesantes…—dice acompañando la frase con una sonrisa de lo más erótica. Observo como disfruta lentamente del vino, apura su copa sin prisa y sé que llega el momento de dejarla marchar. Debe asistir a su fiesta de cumpleaños.

jueves, 4 de marzo de 2010

Fran

No he tenido que esperar ni cinco minutos. Fran aparece sorteando la pérgola más cercana y va directo hacia mí. Me levanto de la mesa y nos abrazamos. Me regala su sonrisa más seductora y sus inteligentes ojos azules ríen también. Nos sentamos y señala mi copa. — ¿Qué vino disfrutamos esta tarde? —me pregunta. —Mira, lo voy a contar. Mucha gente me ha preguntado qué vino bebo habitualmente cuando quedo con vosotros. Acabo de decidir que a partir de ahora compartiré este dato para que todo el mundo pueda disfrutar del mismo placer. —Voy a por la camarera y le pido otra copa para mí. Se levanta ágil como un gamo y desaparece por el camino hacia la barra central. Fran posee una elasticidad natural que le otorga un aspecto muy juvenil, aunque su pelo rizado entrecano delata que nuestro amigo se acerca a los cincuenta… A los pocos minutos vuelve con una copa en una mano y una botella de vino en la otra. Las deja en la mesa y se sienta frente a mí. —Me ha dicho la chica que este es el vino que has pedido hoy y he hecho que me descorche una botella para llevármela puesta —se ríe. —Efectivamente —contesto cogiendo la botella para leer la etiqueta—. Se trata de un tinto fantástico de las Bodegas Hispano-Suizas. Se llama Bassus Pinot Noir, porque está elaborado con un 100% de esta uva. Para quien le pueda interesar, es un vino de la denominación de origen Utiel-Requena. —Y una sorpresa para el paladar —contesta Fran, que comparte mi pasión por el vino, tras servirse una copa y llevársela a los labios. —Bueno, estamos aquí para que nos cuentes cosas de tí. —Muy bien, pero no pienso decir mi año de nacimiento… —me dice dulce y seductor. —No hace falta —le contesto riéndome. —Soy del 18 de febrero. Acuario hasta las cejas. —Me han dicho que además de la Historia del Arte tienes otra pasión… —En realidad es la misma pasión. Iván es puro arte. —Doy fe de ello. ¿Dónde está ahora? —Trabajando. En este momento debe estar rehabilitando a alguien… —Algo que por lo visto se le da muy bien. —Se le da de miedo. Sólo tienes que mirarme. —La verdad es que te veo totalmente en forma. Y dejando aparte a nuestro fisio, ¿qué me cuentas de nuestras amigas? —Que te voy a decir. Las adoro. Cada una de ellas tiene algo que embruja. María, su encanto; Mel su carisma; Eva su desfachatez; de Carla me gusta su fuerza, tiene la altivez de su madre…; Patricia es deslumbrante, osada. Y en cuanto a Sara, rezuma una dulzura engañosa que esconde un tremendo coraje… —Creo que de Sara no deberíamos hablar hoy… —Es cierto, se me ha escapado —sonríe burlón, como un niño malo— Pero no voy a disculparme.