Es
cierto, todo el mundo lo dice, pero a ella parece no afectarle en absoluto. Nunca
se ha dejado seducir por los comentarios ajenos. Y la verdad es que su parecido
físico con Mónica Bellucci es importante. Pero lo verdaderamente grande es su inteligencia.
Ronda Lamarca es una de las expertas en biología celular y molecular más
importantes de este país. Y puede que del mundo. Pero si su mente es prodigiosa,
enorme es también su corazón y su humildad. Y sus ganas de compartir conocimientos.
—Gracias
por hacerme un hueco esta noche, Ronda, sé que tienes muchos compromisos.
—Gracias
a ti por invitarme al Beso de Luna. No tengo muchas oportunidades de relajarme
en lugares paradisíacos como este. Lo cierto es que no dispongo de demasiado
tiempo libre. Dentro de dos horas tengo que estar en el aeropuerto, vuelo a Ámsterdam. Mañana tengo que dar una ponencia en un congreso.
—Llevas
una vida laboral muy agitada. ¿No la estarás utilizando como excusa para huir
de tu vida privada?
—Confieso
que lo hice durante mucho tiempo y tú mejor que nadie sabes por qué, pero ahora
no tengo motivos. Al contrario. Ya no viajo sola —me dice con una sonrisa que
revela muchas cosas.
Es
imposible mantenerte impasible mientras la miras a los ojos. En cambio, Ronda parece no darse cuenta. Y si lo sabe, no va a perder ni un minuto de su vida en
pensar en ello.
—Me
alegro —respondo, desprendiéndome de su influjo—. Aunque no ha sido precisamente
fácil…
—En
absoluto. De hecho, me parece increíble estar aquí, con la cantidad de barbaridades
por las que nos has hecho pasar.
—Espero
que haya valido la pena —respondo riéndome.
—Podría
decirte que no, pero mentiría. No cambiaría lo que he vivido por nada del
mundo. Ni el miedo, ni la incertidumbre, ni el dolor, ni las traiciones. Ha
sido muy excitante.
—Yo
lo tengo claro, pero no sé si otras personas opinarán igual. Habrá que esperar
a la primavera.
Como la primavera, La Esencia se acerca a
pasos agigantados. Abróchense
los cinturones.
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