—Buenas
noches, Victoria. Se acerca el día en que todo comenzó.
—Sí,
queda ya muy poco para el quince de mayo.
—Eres
la narradora de Mis noches en el Ideal Room. Eso quiere decir que conoces de
primera mano todo lo que sucedió.
—Bueno,
tú me otorgaste ese privilegio, el de ser narradora y protagonista —responde,
iluminando con su sonrisa unos ojos sensacionales veteados de verde, unos ojos
que han visto cosas poco comunes.
—La
gente querrá saber por qué nos cuentas tu vivencia de esos días de mayo
de 1937.
—En
realidad, contarlo ha sido una necesidad irremediable. No podía quedarme para
mí todo lo que descubrí durante ese tiempo, todo lo que viví, lo que sentí,
incluso lo que sufrí. Es una experiencia que debía compartir.
—¿Te
arrepientes de algo?
—En
absoluto. Puedo decir que ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida.
—¿A
pesar del miedo?
—El
miedo ha estado siempre presente, el terror a la pérdida, el pánico producido
por las alarmas, por las bombas…pero el resultado me ha compensado con creces.
—¿Lo
dices por Daniela?
—Sobre
todo por Daniela —dice poniéndose seria de repente, como si una nube inoportuna
viniera a velar su mirada—, pero también por Gerda, por Ted, por Dolores Ibárruri,
por Antonio Machado, por Juan Gil Albert, por las Mujeres Libres… por tantas
ideas efervescentes y tantas personas inolvidables que he tenido la suerte de
conocer. Y por esa Valencia ignorada por miles de seres, la Valencia que hizo
de la vida su bandera a pesar de los bombardeos casi diarios, de las alarmas,
del hambre, del hacinamiento, de la muerte. Ha sido increíble compartir mis
días con gentes que vibraban, bebían, cantaban, reían, amaban, que desplegaban sus ganas
de vivir intensamente y se entregaban a la defensa de sus ideales en medio de una oscuridad a
la que acababan acostumbrándose. Todo ello te arrolla y te obliga a sumarte a ese
ritmo frenético en el que lo único importante es el hoy, pero, incomprensiblemente, no se pierde la esperanza de un mañana mejor.
—¿Y
en medio de ese escenario, es posible el amor?
—Es
una necesidad. Cuando vives en medio de esas condiciones, las pasiones son
mucho más profundas. Lo das todo, lo recibes todo.
—¿Daniela
te lo dio todo?
Victoria
traga saliva, baja los ojos y se agarra a su vaso de vodka como a una tabla de
salvación.
Hay
cosas difíciles de contar, imposibles de revivir manteniendo la mirada serena.
Yo lo sé. Y vosotr@s lo sabréis en cuanto Mis noches en el Ideal Room cobre
vida a finales de septiembre.
Hablaremos
entonces.
6 comentarios:
No, que luego no hay sorpresa ;)
Esperaremos con paciencia estóica.
Un abrazo enorme, Asun
Pelitos de punta ;)
Querida Asun, tu paciencia es legendaria. ;)
Besos miles
Querida Mayka: espero y deseo que se reproduzca esa sensación con la lectura de la novela. Tú siempre ahí.
Un besazo.
No tengo la menor duda de que así va a ser, mi querida escritora. Al igual que tus anteriores novelas, siempre provocan sensaciones. Besitos
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