Con el codo apoyado sobre el
brazo de la chaise longue, mi mano sujeta a duras penas la copa de vino que acaban de servir bajo la pérgola que nos cobija. Algo me está soliviantando por dentro de tal forma que se me hace difícil ocultar mi turbación a la mujer que comparte conmigo este breve espacio. No sé si es el aroma acre de la tierra que ha
dejado tras de sí la reciente llovizna; o tal vez el perfume almizclado del
velón que preside nuestra mesa, cuya llama dibuja un balanceo de sombras al
compás de la brisa otoñal; o quizás es el olor envolvente de la diosa de pelo
cobrizo y ojos indescriptibles que se sienta frente a mí; una esencia que provoca
fiebre en las sienes, ardor en el vientre y una suerte de niebla enajenante en
el campo de visión.
—¿Lo sientes, verdad? —pregunta
con una vibración grave en la voz.
Me endulzo el paladar con
otro sorbo antes de responder.
—¿Qué es?
—El influjo de la daga.
—¿La has…?
—La llevo encima.
Enmudezco, incapaz de hacer
nada distinto a respirar con dificultad y advertir las palpitaciones en mi
garganta. Contemplo cómo se lleva la mano al interior de la chaqueta y extrae algo
de lo que ya no puedo apartar mis pupilas. Luminoso, intrigante, peligrosamente
seductor, único.
—Cógela.
Mis dedos se niegan a
colaborar, indecisos ante la presencia intimidante de aquel objeto sagrado,
bellísimo. Sin embargo no puedo hacer otra cosa que sobreponerme y alargar el
brazo para asirlo con exquisito mimo, como si fuera a desintegrarse ante el
roce profano de mis yemas.
—¿Notas su embrujo?
Me reservo el íntimo
sentimiento que me embarga, aunque tengo que deciros que nunca volveré a ser la
misma. Muy pronto lo comprenderéis…
6 comentarios:
CONCU: De pelirroja de bote con pecas a pelirroja natural, cómo me mola la chica intrigante que esconde la....entre sus....ufffff. Tendrás que desnudarla escritora para saber en qué rinconcito la tiene. Sigo pensando que algo muuuuu fuerte nos espera jiiii...
Fuerte, fuerte, querida concu. Pronto lo verás... Besos miles.
¿Qué pasó? ¿qué pasó? ¡Uufff no me dejes asííííiiiii...
Un abrazo.
La Asun
Jajajaja...pronto lo sabrás, querida Asun. Besos.
Quizas luego podras reir, me ha encantado...
¡Gracias, Noris! Un abrazo.
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