El tiempo nos concede el don de aprender.
Algo que he asimilado
a lo largo de los años es el beneficio de prestar atención.
Parece
sencillo, ¿verdad?
Sin embargo, estar
atenta es una de las cosas más difíciles que conozco.
Vivimos inmersas
en un mundo que nos alimenta de información cuando no tenemos hambre.
Nos excita,
nos embrutece, nos adocena, ofreciéndonos miles de estímulos a la vez.
Nos sumerge constantemente
en una cortina de humo.
Pero es importante
estar atenta, despejar la bruma.
¡Es tan fácil
que nos arrebaten nuestros derechos!
Y nuestro bienestar,
nuestra salud física y mental.
Nuestra
esencia.
Suele suceder
despacito, sin que advirtamos el cambio hasta que es demasiado tarde, como le ocurrió
a la rana cocida a fuego lento.
Por eso, os ruego
que prestéis atención a las señales.
Y, sobre todo,
que no miréis hacia otro lado. Nos va la vida en ello.
Lo que ocurre
a miles de kilómetros de distancia nos concierne.
Lo que ocurre
a nuestro lado nos concierne.
Vivimos en un
sistema interconectado.
Me llamo Marina
Salvatierra. Soy periodista.
¿Queréis saber
por qué os digo todo esto?
Entrad en INSURRECTAS.