Qué mejor día que el ocho de marzo para tener
una cita con las dos mujeres que tengo frente a mí. Compartimos un vino
fragante en el Beso de Luna y, cómo no, brindamos por nosotras, las
protagonistas de una conmemoración que debería ser diaria hasta que este mundo
inhóspito para la mujer consiga entrar en razón y la envuelva con el amor que
merece.
Aunque no lo creáis, no sé sus nombres.
Ellas me han pedido que respete su anonimato y así lo hago. Huelo el misterio
en las miradas que comparten, intuyo el ardor del lazo que las une, aunque
ellas prefieren no hablar de su relación.
La que se sienta a la derecha lleva la
melena castaña recogida en una cola alta un tanto díscola, ya que deja escapar de
forma desganada algunos mechones de pelo a los lados del rostro. Sus ojos rasgados,
oscuros, son dos imanes inmisericordes, dos focos que atrapan a su presa y no la
sueltan. Si te centras en ellos estás perdida. Está sentada y balancea la
pierna que tiene cruzada sobre la otra. Una pierna larguísima, torneada, que
invita a posar la mano sobre el muslo y comprobar su dureza.
Por suerte para mí, ella solo presta
atención a la mujer de ojos color caramelo que tiene al lado. Ésta parece haber
sido embrujada —y no me extraña— por la sensualidad salvaje que irradia su
acompañante.
Lamento romper la tensión sexual que se
respira en el aire, pero las he traído hasta aquí para preguntarles algo.
Carraspeo y me lanzo.
—¿Seguís sin tocaros?
La chica de pelo pajizo y mirada ambarina
me observa entonces, desatándose momentáneamente del influjo de la otra, y
dibuja una sonrisa malévola que desencadena todo su atractivo. Un atractivo
perverso. Acaba de mostrarme la razón por la cual la mujer que está junto a ella parece
querer comérsela sin tregua.
—No nos lo preguntes. Si quieres conocer
nuestra historia, está escrita —interviene su acompañante, la de la larga cola
y ojos cautivadores, con una voz ronca cargada de matices.
Sin poder evitarlo, se me eriza el vello
de los brazos. A vosotrxs también os ocurrirá. Os lo prometo.
Ta solo tenéis que leer mi relato Sin tocarte, que forma parte de la antología
en la que he tenido el honor de participar junto a otras once autoras.
Este libro, titulado “Donde no puedas amar, no te demores” ha sido publicado por la Editorial Egales con motivo de
sus veinte años de lucha incansable por nuestros derechos. Gracias por hacerlo
posible.
Lo tenéis ya en Librería Berkana, en
Madrid, y también en Barcelona, en Librería Cómplices.
Que lo disfrutéis. Yo pienso hacerlo.
Feliz día a todas.