sábado, 8 de marzo de 2014

Ser mujer

Desde el reservado se ve el mar, esa gran presencia que forma parte de nuestras vidas aunque lo sintamos lejos. Observo la espuma que estalla en el preciso momento en que la cresta de la ola roza la arena. Y luego se la lleva, la mece, la acuna, la acaricia, la dispersa. Entonces tengo claro que se trata de un rito femenino, sensual, antiguo; un juego entre el agua y la tierra en el que dejan participar al viento, el gran cómplice. La mar. A partir de ahora es la mar.
Vuelvo la cabeza y veo que todos los ojos están posados en ella, como si yo las hubiera arrastrado hasta allí con la mirada. Y sé que durante esa contemplación están meditando lo que les he pedido, que nos cuenten su propia percepción del hecho de ser mujer. Sabéis que ellas siempre me responden.
 Al cabo de unos minutos, Mel, Carla, Eva, María, Patricia, Sara y Álex se ponen a escribir en un trocito de papel y luego lo introducen doblado en un cuenco que guardo como un tesoro entre mis manos. Yo hago mi propia aportación, por supuesto.
Inspiro hondo, saturándome del salitre que impregna el aire, doy un sorbo a mi copa de vino y comienzo a leer en voz alta los mensajes.

Soy mujer y soy fuerte, capaz de dar protección y seguridad.
Soy mujer y creo vida.
Soy mujer y soy digna, susceptible de admiración y respeto.
Soy mujer y soy sabia, doy soluciones para vivir, para crecer.
Soy mujer y soy tierna, puedo hacer sentir el amor a través de cada poro.
Soy mujer y soy conciliadora, detesto la violencia.
Soy mujer y soy sensible, soy capaz de captar las cosas más sutiles.
Soy mujer y soy inconformista, trabajo para que el mundo cambie.


FELIZ DÍA